lunes, septiembre 03, 2007

Hay un reloj de arena
que se despierta
con la luz que se cuela
bajo la puerta.
Lleva tiempo la arena
sangrandole la vena que recorre
de su cabeza a los pies el ver pasar
los viandantes distraidos, las canas
las caras que se anchan y se estrechan.
Todo se mide en sangre hecha de piedra
y cuando llega el recuerdo del gesto
aquel movimiento inaprehensible
aquella cara sorprendida y perfecta
aquel segundo eterno
hay un reloj que se derrama y se funde
yo creo que llora
que ya no mide, muere,
el tiempo que pasó desde aquel día.

1 Comments:

Blogger AMEIS said...

Me gusta, Imerjofen
¡Qué importantes son las comas! ;-)
Besitos,
saldama

6:42 p. m.  

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