Manual para NO dejar marchar
Si la sangre aún recorre insolente las venas
quédese quieto,
anúdese los brazos y las piernas.
Que toda se concentre en los ojos,
que en los ojos haya una masacre
una venganza un genocidio.
Deje entonces actuar a las pestañas,
que de ellas mane
como si fuera una llamada,
una absurda estalactita llorando
rojo puro.
Espere mientras la silueta
deja de estar ahí y hasta que quede sólo
la silueta.
Bastará un objeto cualquiera
o la simple molestia en la retina
de tanta sangre derramada.
Espere, no se vaya, quédese aún después de vida y media
- si se muere esperando merecerá la pena -
y aún cuando alguna rosa
perdida una mañana
distraiga con su tacto
la voluntad del llanto
no deje de mirar.
No escuche a quien le diga
'tu vida ya ha pasado y ella no volverá'
ó
'la silueta que miras estuvo y ya no está'
Hágame caso, el infierno no queda al final del viaje.
quédese quieto,
anúdese los brazos y las piernas.
Que toda se concentre en los ojos,
que en los ojos haya una masacre
una venganza un genocidio.
Deje entonces actuar a las pestañas,
que de ellas mane
como si fuera una llamada,
una absurda estalactita llorando
rojo puro.
Espere mientras la silueta
deja de estar ahí y hasta que quede sólo
la silueta.
Bastará un objeto cualquiera
o la simple molestia en la retina
de tanta sangre derramada.
Espere, no se vaya, quédese aún después de vida y media
- si se muere esperando merecerá la pena -
y aún cuando alguna rosa
perdida una mañana
distraiga con su tacto
la voluntad del llanto
no deje de mirar.
No escuche a quien le diga
'tu vida ya ha pasado y ella no volverá'
ó
'la silueta que miras estuvo y ya no está'
Hágame caso, el infierno no queda al final del viaje.
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