lunes, diciembre 26, 2005

Era verdad

Me dijeron que ella tenía veneno
y pensé: qué poco original.
pero ha pasado el tiempo y todavía duele
como la ponzoña de esos peces, con la marea.
Va y viene, es soportable.
Pero han pasado años y todavía duele.
Debe haberse clavado en algún sitio difícil de localizar,
algún órgano insensibilizado por misericordia,
que algunas veces resucita, y recuerda,
que ahora la luna anda de aquí para allá,
que luego la luna vuelve de allá para aquí.
Así que era verdad, ella tenía veneno,
porque pasa la tarde y la noche y se acaba,
todo se desdibuja fíjate en esa mancha que anda por la pared
el otoño se vence y el invierno y se gana
y aún así cuando vuelvo la mirada hacia el cuerpo
y repaso la lista de brazos y de piernas,
de riñones y ojos y todas esas cosas,
algo que no adivino se me escapa,
y todo es por la culpa del dichoso veneno.

lunes, diciembre 19, 2005

Vencejos

Yo sé que ahora hace frio,
que la humedad deja los huesos blandos,
que no apetece hervir.
Ya sé que da pereza,
cada mañana, librarse del calor,
resucitar y arder.
Pero en verano los vencejos vienen,
todos los años, no dejan de venir.
Se encuentran sus nidos cegados con cemento
y vienen.
Se encuentran todo el aire desierto y vienen.