Manual para dejar marchar
Se necesita: ojos capaces de lágrima abundante,
caparazón acorazado,
alma un tanto pedante,
uñas para morder si hiciera falta.
Un algo que al marchar nos hiera tanto
que congestione sin remedio la garganta.
Un amor sobre todo,
que se marche,
en la boca un sabor amargo
a para siempre.
Procédase a sufrir de tal manera
que el mundo deje de girar y esté
todo el día siendo noche
como un tonto.
Deje marchar aullando, es importante,
aúlle por dentro y sordo: el lamento
es un arte de aullidos muy callados.
Hágase de esta manera y no de otra.
Deje que brote sangre tan pronto como pueda,
que todo duela, hágase así, no grite,
recuerde cómo es
el arte del lamento.
Un algo que al marchar nos hiera tanto
arrancará de cuajo cualquier piel preparada.
Una vez consumado el acto de perder,
ríase mientras su corazón se quiebra,
eso ayudará con los crujidos.
Aparte entonces
de ese algo que a más lejos más nos mata
los ojos empañados
los ojos absolútamente hundidos
los ojos sin ninguna esperanza
muevalos sin piedad hacia otro lado.
Busque entonces un bosque
recién llovido,
una cantera de mármol rosa
rodeada de zarzas,
busque telas de araña.
Use los arañazos como alivio.
caparazón acorazado,
alma un tanto pedante,
uñas para morder si hiciera falta.
Un algo que al marchar nos hiera tanto
que congestione sin remedio la garganta.
Un amor sobre todo,
que se marche,
en la boca un sabor amargo
a para siempre.
Procédase a sufrir de tal manera
que el mundo deje de girar y esté
todo el día siendo noche
como un tonto.
Deje marchar aullando, es importante,
aúlle por dentro y sordo: el lamento
es un arte de aullidos muy callados.
Hágase de esta manera y no de otra.
Deje que brote sangre tan pronto como pueda,
que todo duela, hágase así, no grite,
recuerde cómo es
el arte del lamento.
Un algo que al marchar nos hiera tanto
arrancará de cuajo cualquier piel preparada.
Una vez consumado el acto de perder,
ríase mientras su corazón se quiebra,
eso ayudará con los crujidos.
Aparte entonces
de ese algo que a más lejos más nos mata
los ojos empañados
los ojos absolútamente hundidos
los ojos sin ninguna esperanza
muevalos sin piedad hacia otro lado.
Busque entonces un bosque
recién llovido,
una cantera de mármol rosa
rodeada de zarzas,
busque telas de araña.
Use los arañazos como alivio.